Tras la muerte de la ciclista neozelandesa Olivia Podmore, se abre debate sobre la importancia de la salud mental en deportistas
Olivia Podmore no participó en los Juegos de Tokio. Alcanzó su participación con la mínima puntuación, sin embargo, la selección no la convoco, lo que ocasionó un golpe bajo para la deportista.
El Comité Olímpico de Nueva Zelanda (NZOC) anunció que Podmore, de 24 años, fue encontrada sin vida en su domicilio. Horas antes de su muerte, la neozelandesa publicó un mensaje en sus redes.
“El deporte es una salida increíble para mucha gente. Una lucha muy gratificante. El sentimiento cuando ganas no se puede comparar a cualquier otro”, afirmó, “pero las sensaciones cuando pierdes, cuando no eres elegido ni te has clasificado, cuando te lesionas, cuando no cumples con las expectativas de la sociedad, como tener una casa, casarte, tener hijos porque lo has intentado dar todo por tu deporte, esas sensaciones también son diferentes”.
La causa de la muerte de Podmore no fue confirmada, pero un amigo expresó su preocupación por su salud mental y los funcionarios deportivos dijeron que la ciclista se había puesto en contacto con los servicios de apoyo que se ofrecen a los atletas.
“En este momento para nosotros se trata de centrarnos en el bienestar de las personas que están aquí y tener que lidiar con esta pérdida”, dijo el presidente ejecutivo de Cycling New Zealand, Jacques Landry, en una conferencia de prensa.
“Habrá un tiempo para que revisemos y veamos si y dónde hubiéramos tenido pasos en falso o dónde no actuamos correctamente”.
El ex campeón olímpico de remo Eric Murray, amigo de Podmore, dijo “Si la hubieras visto en las últimas 72 horas, no habrías pensado que esto podría suceder. Es por esto que se habla tanto de salud mental en este momento”.