Por: Luis Enrique Peguero
En su corta historia, el nuevo Atlético Morelia suele fallar en los momentos importantes, el último de ellos fue el domingo pasado, cuando perdió 2-0 ante Celaya y en su propia casa, el Estadio Morelos.
Cierto, en el fútbol se puede ganar, perder o empatar y este descalabro no es motivo de un escándalo, pero el salir victorioso en momentos de exigencia es lo que te da la categoría de equipo grande, etiqueta que en la Liga de Expansión, los Canarios tienen o deberían tener.
Y perder el liderato ante los Toros no es lo más preocupante, pues estoy seguro que los rojiamarillos estarán en liguilla, el detalle es que este rival era un parámetro para conocer el alcance del cuadro michoacano, que fue superado en el resultado y en el trámite del partido.
Recordemos que la campaña pasada Morelia quedó eliminado en semifinales a manos del Atlante, en una serie en la que los de Ricardo Valiño dejaron mucho que desear, que quedó la sensación de que se murieron de nada, otra prueba de fuego no superada.
Es verdad que esta franquicia es joven, tiene menos de un año, pero las exigencias se las plantearon ellos mismos en la voz de su presidente, José Luis Higuera.
Muchos pensarán que no tiene sentido ser uno de los favoritos y coronarse en estos torneos al no haber ascenso, pero sí se pueden sentar las bases de un proyecto ganador, que en uno o dos años sea el más firme para llegar al máximo circuito, porque Morelia es una plaza de Primera División.
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